Renata es una niña que creció sin sus padres. Un día, en el parque, observa a otras niñas de su edad jugando con sus papás y sus mamás, y piensa: «¿Por qué yo no puedo tener a mis papás para jugar con ellos?». Su abuelita, quien la espera con su helado favorito, le dice: «No todos los niños tienen la bendición de tener a sus padres para jugar con ellos, pero tú tienes todo mi amor y siempre estaré a tu lado». Es muy probable que para Renata sea difícil la situación de crecer sin sus padres, sin embargo, el soporte emocional que le brinda su abuelita generará en ella seguridad y estabilidad a lo largo de su vida.
Todos nosotros hemos escuchado una historia similar a la de Renata, historias sobre lucha, fortaleza y capacidad de salir adelante a pesar de las adversidades que presenta la vida. De eso trata la resiliencia. No es una cualidad mágica, es una capacidad que puede ser construída incluso en circunstancias difíciles.
Según el Center on the Developing Child de la Univerdad de Harvard, la clave para construir la resiliencia son las relaciones que los niños y niñas tienen con las personas que se preocupan por ellos y los cuidan, lo que denominamos interacción receptiva. Como resultado de esta interacción, los niños y niñas desarrollan habilidades simples de afrontamiento y adaptación, y herramientas adaptables que, en momentos de estrés o desafío, les ayudan a poner en práctica habilidades potenciales para superarlo.
Por otro lado, si bien es cierto, los miembros de la familia cumplen un gran rol en la creación de la resiliencia, no son los únicos que se relacionan con los niños y niñas. Uno de los lugares donde aprenden a ser resilientes (además del hogar) son los colegios. Como parte de su educación, los niños van a tener que aprender a lidiar con haber desaprobado un examen, con el bullying de los compañeros o con no cumplir sus metas como esperaban. La dificultad de lidiar con circunstancias como esas será grande o pequeña, dependiendo de la personalidad y la crianza que tiene cada niño y niña.
En pocas palabras, hablar de resiliencia es hablar de luchar con optimismo y de mirar con flexibilidad las situaciones que nos toca vivir. Es nuestra capacidad para tomar riesgos y actuar frente a ello. Aunque, a veces, tenemos la creencia de que la resiliencia es solo «mantenerse fuerte y superar», es mucho más que eso. Ser resilientes nos permite lidiar con las cosas pequeñas y estar mejor preparados para lidiar con las cosas grandes; por lo tanto, es un aprendizaje valioso a cualquier edad y se ve influenciada por las interacciones receptivas con los adultos.
Autor: ASEDH
Colaboradora: Angie Ramírez
Referencias
- Center on the Developing Child at Harvard University (2015). Supportive Relationships and Active Skill-Building Strengthen the Foundations of Resilience. Recuperado de https://developingchild.harvard.edu/science/key-concepts/toxic-stress/
- Uriarte Arciniega, J. D. D. (2005). La resiliencia. Una nueva perspectiva en psicopatología del desarrollo. Revista de psicodidáctica, 10(2).}¿
- Trautmann, A. (2008). Maltrato entre pares o” bullying”: Una visión actual. Revista chilena de pediatría, 79(1), 13-20.