La flexibilidad cognitiva es una de las funciones ejecutivas que nos permite adaptarnos a situaciones emergentes y frente a ellas encontrar respuestas a problemas que se presenten, adaptando nuestra conducta y/o pensamiento adquirido en experiencias ya vividas a las nuevas situaciones (Deak, 2003). Esta capacidad está vinculada con el poder cambiar hábitos y creencias previamente aceptados y adaptarse a las necesidades del momento, contexto o situación.
Al respecto, estudios demuestran que la flexibilidad cognitiva estaría relacionada con el rendimiento académico (Ramos, Jadán, Gómez, 2018). Sin embargo, esta capacidad resulta importante no solo para el desarrollo y progreso académico en los niños y adolescentes, sino también en todas las áreas en donde se ve involucrada una persona de etapa adulta. He ahí su importancia de promoverla y desarrollarla desde una edad temprana, para que frente a las exigencias del entorno uno pueda ser capaz de adaptarse y responder frente a ellas con éxito.
Por un lado, a nivel académico, se han encontrado otros estudios que demuestran que el desarrollo de la flexibilidad cognitiva favorece el desarrollo de una segunda lengua (Castro y Zuluaga 2019). Esto puede deberse a que la flexibilidad cognitiva permite cambiar el foco atencional, comprender diversas situaciones, para reelaborar estrategias y así, alcanzar un adecuado desempeño, controlando el propio pensamiento. Asimismo, se encontró que es una habilidad importante para cursos como matemática y la capacidad de lectura (Colé, Duncan y Blaye, 2014). Sobre este último aspecto, se sabe que para aprender a leer se deben tener acceso a distintos tipos de información lingüística como la ortográfica, fonológica y semántica, por lo que, el uso de la flexibilidad cognitiva es importante para poder integrar y coordinar esta información.
A un nivel individual, estudios demostraron que, en la adultez, una flexibilidad cognitiva desarrollada permite tener una mejor salud física, porque la persona es capaz de cambiar hábitos por el beneficio de su propia salud (Moffitt, Arseneault, Belsky, Dickson, Hancox, Harrington, et al. 2011).
Finalmente, a nivel social, es una habilidad que nos permitiría ser una sociedad más tolerante y respetuosa con el otro, así como con contextos e ideas distintas a las de uno. Esto sin lugar a dudas, nos haría convivir de una manera más saludable, enriqueciéndonos entre todos.
Referencias:
Castro-Castiblanco, Y. M. y Zuluaga-Valencia, J. B. (2019). Evaluación de atención, memoria y flexibilidad cognitiva en niños bilingües. Educación y Educadores, 22(2), 167-186. DOI: https://doi.org/10.5294/edu.2019.22.2.1
Colé, P., Duncan, L. G., and Blaye, A. (2014). Cognitive flexibility predicts early reading skills. Front. Psychol. 5:565. doi: 10.3389/fpsyg.2014.00565
Deak, G. (2003). The development of cognitive flexibility and language abilities. Advances in child development and behavior (31) pp. 275.
Moffitt, T. E., Arseneault, L., Belsky, D., Dickson, N., Hancox, R. J., Harrington, H., et al. (2011). A gradient of childhood self-control predicts health, wealth, and public safety. Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 108, 2693–2698. doi: 10.1073/pnas.1010076108
Ramos-Galarza, C., Jadán-Guerrero, J. & Gómez-García, A. (2018). Relación entre el rendimiento académico y el autorreporte del funcionamiento ejecutivo de adolescentes ecuatorianos. Avances en Psicología Latinoamericana, 36(2), 405-417. DOI: http://dx.doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/apl/a.5481