Nuestro cerebro no solo se nutre de afecto, también demanda la convivencia social, la interacción y el desenvolvimiento con el entorno. Somos seres sociales, por lo tanto, el cerebro social es de vital importancia para aprender patrones de convivencia y de comunicación.
Aprendizaje social, proceso imprescindible
En la primera infancia, los niños y niñas interactúan todo el tiempo con sus padres, sin embargo, es necesario fomentar el vínculo con otras figuras del ambiente, como tíos, primos, y amigos. El aprendizaje social es diverso (distintas entonaciones y tratos, desde los más dulces hasta los más toscos). Una estimulación social pobre —por ejemplo, cuando el niño o niña no tiene una interacción social con niños de su misma edad— afecta el aprendizaje convivencial, el respeto y la adaptación a diferentes situaciones. (Immordino, 2011).
Las experiencias sociales enseñan debido al proceso de modelamiento, facilitan la adecuación a las normas e interacción en grupo, la autorregulación y la flexibilidad ante situaciones molestas o diferentes. Cuando los niños y niñas juegan en grupo, se enfrentarán a códigos sociales diferentes, y tendrán que crear nuevas herramientas para hacer frente a las demandas sociales, necesitarán hacer uso de nuevas vías expresivas y de autorregulación. (Panksepp, 2003).
La interacción con los padres es diferente a la interacción con otras personas, por lo que los niños y niñas tendrán que crear nuevas formas de relacionarse. Si los padres fomentan un sistema de atención a las demandas de forma inmediata, la dinámica social podrá balancear un poco las cosas enseñando que es necesario esperar, escuchar al otro, aceptar ideas que no son de su agrado e incluso que otro niño o niña no quiera jugar con ellos.
Neuronas espejo y empatía
Para el aprendizaje social, las neuronas espejo son importantísimas. Estas forman un sistema que le permite al cerebro aprender de la interacción social (observación) (Ostrosky & Vélez, 2013). Las neuronas espejo son evidencia de que el cerebro humano está biológicamente preparado para la interacción social, ellas promueven el desarrollo de la empatía, que es un constructo básico para el cerebro social. Mediante la empatía, un cerebro en desarrollo podrá alcanzar vías de interacción mucho más sencillas, capaces de crear un «entender al otro» rápidamente. La empatía se da gracias a tres vías: la motora o de contagio; la emocional y la cognitiva (Decety & Meyer, 2008).
La empatía de contagio es la principal estrategia para el aprendizaje social. El contagio es aquella capacidad para poder imitar comportamientos (aprender) incluso de manera inconsciente. Se suele activar al observar acciones o expresiones emocionales en otras personas, el bostezo y el llanto son claros ejemplos. El contagio induce a la empatía emocional, a través de la imitación (Lamm, Batson, & Decety, 2007).
Por lo tanto, el contagio, la activación del circuito de neuronas espejo y el aprendizaje social mediante la interacción e imitación revelan la importancia de exponer al cerebro a un ambiente diverso, diferente y dinámico. Las estrategias sociales, el autorregulamiento del comportamiento, la cooperatividad, el respeto por las normas y reglas, todas estas capacidades se crean mediante la interacción social.
Autor: ASEDH
Referencias
- Decety, J., & Meyer, M. (2008). From emotion resonance to empathic understanding: a social developmental neuroscience account. Dev Psychopathol, 20(4), 1053-1080.
- Hinton, C., Miyamoto, K., & Della-Chiese, B. (2008). Brain Research, Learning and Emotions: implications for education research, policy and practice. European Journal of Education, 43(1), 87-103.
- Immordino, M. (2011). Implications of Affective and Social Neuroscience for Educational Theory. Educational Philosophy and Theory, 43(1), 98-103.
- Lamm, C., Batson, C., & Decety, J. (2007). The neural substrate of human empathy: effects of perspective-taking and cognitive appraisal. J Cogn Neurosci, 19(1), 42-58.
- Ostrosky, F., & Vélez, A. (2013). Neurobiología de las emociones. Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias., 13 (1), 1-13.
- Panksepp, J. (2003). At the interface of the affective, behavioral, and cognitive neurosciences: Decoding the emotional feelings of the brain. Brain and Cognition, 52(1), 4–14.
1 Comment
Muy interesante este artículo, más personas tendríamos que conocer sobre la empatía y favorecerla, gracias por la información, la comparto